Es uno de los partidos prohibidos por la FIFA. O, por lo menos, así lo era. Serbia y Albania tienen una histórico cruce a nivel territorial y, peor aún, dentro de su propia población. Con el conflicto de Kosovo como situación de fondo, Albania y Serbia siguen alimentando conflicto. La situación es larga y compleja, pero para entender la situación toca remontarse a tiempos de la República Federativa Socialista de Yugoslavia. De fondo, como dijimos, Kosovo. Una “provincia autónoma” dentro de esa Yugoslavia, pero que tenía muy arraigada el nacionalismo serbio.
Cuando murió Josip Tito los albanokosovares reclamaban que Kosovo fuera una República Socialista dentro de Yugoslavia. No obstante, del otro lado el ultranacionalismo serbio -con Slobodan Milosevic a la cabeza- fueron reprimidos esos pedidos y, además, atacado. Ese enfrentamiento que, entre otras cosas le dio un nuevo despertar a la Guerra yugoslavas. En ese conflicto millones de personas fueron desplazadas, hubo tortura y crímenes de guerra. No obstante, más allá de uno de los conflictos bélicos más grandes de la década del 90, todo emperó sobre el final del siglo.
El Gobierno de Serbia ocupó Kosovo para tratar de hacer una “limpieza étnica” y frenar la insurgencia que pedía la autodeterminación del pueblo albanokosovar. Esto terminó, por otro lado, en un bombardeo sobre Belgrado y en la caída del poder de Milosevic. Todo eso, desde ya, quedó marcado en la memoria y las tensiones -a pesar de que ya pasaron más de 25 años- se mantienen. En cada una de las ocasiones que hay encuentros de este estilo, la tensión está latente.
En 2014, por ejemplo, un partido para la clasificación para la Eurocopa de 2026 fue suspendido apenas dos minutos antes de alcanar el entretiempo. En aquel entonces, un drone sobrevoló el estadio de Belgrado con una bandera de Albania, en ese momento el jugador serbio Mitrovic se hizo con ella y la tiró al piso. Aunque no era solo de “Albania”, la bandera era de la Gran Albania. Como explica Periodistán en este link, la reconstrucción de la “Gran Albania” es el máximo anhelo de los nacionalistas albaneses. Que Albania incorpore a Kosovo y también partes de Macedonia, un poquito de Grecia, algo de Montenegro, Bulgaria.. Es decir, los lugares en donde hay mayoría de población albanesa.
Obviamente al ver la respuesta de Mitrovic, los jugadores albaneses fueron al humo. Esto desecandenó una pelea entre futbolistas de ambas selecciones que terminó en la suspensión. Ahora, esta historia parece repetirse. A un día del choque de eliminatorias del 7 de junio de 2025 en Tirana, la prensa serbia y albanesa en sus idiomas muestra que el partido Serbia-Albania sigue siendo mucho más que fútbol.
Pero el mayor problema es lo que pasa con las personas con poder. El presidente serbio Aleksandar Vučić exhortó públicamente a su selección a “ganar en Tirana”. Un pedido especial. No es un partido más la federación albanesa y el Gobierno endurecieron la seguridad —con veto total a hinchas serbios, controles antidron y despliegue policial especial— y el presidente de la FSHF, Armand Duka, insiste en desactivar la tensión pidiendo que se trate “solo como un partido, no como una guerra”.
Dsde los jugadores tratan de bajar el nivel de confrontación. El seleccionador albanés Sylvinho, preguntado por la prensa sobre la exhortación de Vučić, respondió que “la belleza del fútbol es que todo se decide en 90 minutos” e instó a sus jugadores a “controlar las emociones”. El capitán albanés Berat Gjimshiti llamó a desplegar “la mejor hinchada del mundo”.
Por su parte, en Albania no hubo pronunciamiento directo del primer ministro Edi Rama sobre el partido, pero la Policía del Estado, coordinada con Interior, anunció un plan especial de seguridad y exhortó a la afición a respetar la ley para evitar incidentes. Entre las medidas de seguridad: La UEFA mantiene la sanción que impide la presencia de hinchada serbia, confirmada oficialmente por medios albaneses.
Se instalarán sistemas antidron y se prohibirá permanecer en balcones cercanos al estadio durante el partido. La venta de entradas se gestionó vía sorteo electrónico; más de 200 000 solicitudes saturaron la plataforma.
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