En un paisaje futbolístico donde la globalización ha transformado la composición de los equipos, especialmente en el fútbol europeo, el Paksi FC hace su propio camino en Hungría. Coronado esta semana como bicampeón de la Copa Nacional con un plantel exclusivamente hungaro, este club está revolucionando el fútbol local demostrando que es posible alcanzar el éxito sin recurrir a fichajes extranjeros y desafiando las tendencias dominantes del fútbol moderno.
Paksi FC, el equipo “nuclear” de Hungría
Las raíces del fútbol en Paks se remontan al 4 de agosto de 1912, cuando un equipo de estudiantes locales disputó un partido contra un conjunto de la vecina Bölcske. Sin embargo, la fundación oficial del club que evolucionaría hasta el actual Paksi FC tuvo lugar el 28 de noviembre de 1952, cuando se estableció el Paksi Kinizsi Sportkör. En sus primeras décadas, el equipo compitió principalmente en las ligas comarcales, con breves incursiones en la tercera división nacional (NB III). Un logro significativo de esta etapa inicial fue la victoria en la Szabadföld Kupa en 1976, considerado entonces el mayor éxito del club. La historia del Paksi FC está marcada por varios cambios de nombre, reflejo de sus vínculos con diferentes entidades locales. En 1975, adoptó la denominación Paksi Sportegyesület (PSE) tras absorber al equipo de la cooperativa agrícola local.
La ciudad de Paks, situada a unos 120 kilómetros al sur de Budapest es una localidad relativamente pequeña con aproximadamente 20.000 habitantes. Sin embargo, a pesar de su tamaño modesto, ocupa un lugar estratégico en la economía húngara como sede de la única central nuclear del país, que genera alrededor del 40% de la electricidad nacional. Por ese motivo, se conoce a la ciudad como “Atomváros“, o la ciudad atómica. Antes de la construcción de la planta, que comenzó en 1967, era una pequeña ciudad agrícola, pero la llegada del complejo nuclear transformó radicalmente su perfil demográfico, económico y social, convirtiéndola en un importante centro industrial y tecnológico. Esta transformación se reflejó también en la evolución de sus instituciones deportivas.

Debido a esta transformación urbana, la década de 1980 vio surgir una interesante dinámica en la ciudad con la aparición del Atomerőmű Sportegyesület (ASE), el club deportivo de la Central Nuclear de Paks, cuya primera unidad entró en funcionamiento en 1982. Ambos clubes coincidieron en el mismo grupo de la NB III en la temporada 1987/88, dando lugar a una intensa rivalidad local. Rivalidad que encontró una solución el 1 de julio de 1993, cuando las directivas del PSE y del ASE acordaron operar una sección de fútbol conjunta bajo el nombre de Paksi Atomerőmű SE (PASE), con el objetivo de llevar un equipo de la ciudad a la primera división húngara. Durante el período de 1993 a 2006, el equipo compitió bajo el nombre de Paksi Atomerőmű SE, evidenciando el patrocinio directo de la central.
Posteriormente, entre junio de 2011 y diciembre de 2014, adoptó temporalmente la denominación MVM Paks, debido a un acuerdo con Magyar Villamos Művek Zrt. (MVM Group), la empresa estatal húngara de energía eléctrica y propietaria de la central. Con este influjo, el gran salto se produjo en la temporada 2005/06, cuando el Paksi Atomerőmű SE se proclamó campeón de la segunda división, logrando su histórico ascenso a la máxima categoría del fútbol húngaro. En julio de 2006, coincidiendo con su debut en la élite, el club adoptó su actual denominación: Paksi Futball Club.
Pero la relación del Paksi con la energía nuclear no se limita a una coincidencia geográfica o de patrocinio. No se puede entender la estructura y el desarrollo del club sin la figura de János Süli, ingeniero eléctrico y político húngaro de alto perfil dentro del partido de Viktor Orbán. Süli es ex-director de la central nuclear de Paks, ex-alcalde de la ciudad y también fue ministro encargado del proyecto Paks II, ejerciendo además desde comienzos de los 2000 como máxima autoridad del fútbol local. Primero como presidente de la sección de fútbol del Atomerőmű SE/Paksi SE y, con la transformación societaria, como presidente del Paksi FC.
Fue durante su gestión cuando se impulsó la filosofía de alinear exclusivamente a futbolistas húngaros, una línea estratégica consensuada con el director deportivo de aquel entonces, Haraszti Zsolt. Aunque actualmente el cargo operativo máximo lo ostenta el propio Haraszti junto a Judit Balog, la influencia de Süli sigue siendo notable en la estructura del club, con muchos de los actuales directivos vinculados a él desde aquella época. Su doble condición de figura política nacional (fue diputado por Fidesz-KDNP desde 2018) y líder deportivo local ejemplifica la estrecha relación entre el poder político, la industria nuclear y el fútbol en Paks. Coincidencia o no, el propio Viktor Orbán felicitó al club y llamó personalmente al técnico del equipo, Bognár Gyorgy, tras la obtención de este segundo torneo.

Por eso, aunque en la actualidad el club se considera “autofinanciado”, como ha declarado Haraszti Zsolt, es innegable que la presencia de una empresa tan importante en la ciudad y los vínculos políticos mencionados crean un entorno económico favorable del que el club todavía se beneficia por lo menos indirectamente.
“A Magyar Csapat”: La filosofía de solo jugadores húngaros del Paksi FC
La característica más distintiva del Paksi FC es su política de fichar y alinear exclusivamente a jugadores de nacionalidad húngara. Esta decisión estratégica, mantenida a lo largo de los años en la máxima categoría, contrasta con la tendencia global de internacionalización de las plantillas en el fútbol profesional. La decisión surgió de una necesidad: cuándo el Paksi ascendió por primera vez, apenas pudo incorporar jugadores y mantuvo la base del equipo que ascendió. A partir de eso, se decidió que si el club quería mantenerse en primera división y lograr éxitos, tenían que cambiar el enfoque.
Las implicaciones de esta estrategia son profundas tanto en lo deportivo como en lo social. Por un lado, limita el mercado de fichajes, lo que podría considerarse una desventaja frente a clubes con mayor capacidad para atraer talento internacional. Pero desde el club el propio Zsolt asegura que no es un problema: los extranjeros que puede adquirir el fútbol húngaro no hacen la diferencia ante un equipo cohesionado, ya adaptado y sin las barreras del idioma. Además, el club se vanagloria de darle mayor estabilidad a los jugadores, con contratos de largo plazo. De esta manera, se “equilibra” la balanza. Hay quienes ven también una idea de reforzar la identidad húngara en el contexto político local, aunque ni el club ni los directivos lo han admitido públicamente.

La política del Paksi FC va más allá de la mera nacionalidad de sus futbolistas. Como parte integral de su filosofía, el club “obliga” a todos sus jugadores a residir en la propia ciudad de Paks, cuando bien podrían optar por vivir en Budapest, a poco más de una hora de distancia. Esta norma busca evitar que los jugadores solo aparezcan para entrenar y jugar, y se integren plenamente en la ideosincrasia de la comunidad local, conozcan su realidad y establezcan vínculos genuinos con los hinchas.
La figura que simboliza este enfoque es la de Dániel Böde, auténtico símbolo contemporáneo del Paksi FC: surgido de las inferiores del club, es el capitán y, a sus 38 años, todavía pieza clave en el equipo. Formado en la academia del club, debutó en la élite con solo 19 años. En sus primeras siete temporadas sumó 162 partidos y 39 goles, participando activamente en el subcampeonato que logró el equipo en 2011 y en la histórica participación en Europa League. Tras un brillante paso por Ferencváros (2012-2019) —donde disputó 201 partidos, anotó 89 goles y conquistó dos ligas y tres Copas de Hungría— volvió a “la ciudad atómica” en 2019, buscando minutos y liderazgo. Desde entonces ha acumulado más de 140 partidos y 33 goles en liga, convirtiéndose en capitán y una pieza fundamental en el bicampeonato de Copa (2024-2025), incluso celebrando la última final ante su ex equipo. Su vinculación con el club es tan profunda que su contrato acaba de ampliarse hasta junio de 2026, superando ya los 500 partidos en la NB-I a lo largo de su carrera.
Los resultados avalan la filosofía elegida. Así, el Paksi FC ha vivido sus años más exitosos recientemente. El mayor logro en la historia del club llegó en la temporada 2023-24, cuando conquistó por primera vez la Copa de Hungría. Este título fue validado y ampliado este 14 de mayo de 2025, cuando el equipo logró defender su corona al derrotar al poderoso Ferencváros en la final de la Magyar Kupa disputada en el Puskás Aréna ante 54.762 espectadores. El encuentro terminó 1-1 tras 120 minutos de juego, resolviéndose en una dramática serie de penales donde el Paksi se impuso por 4-3.
Esta victoria no fue un hecho aislado, sino la confirmación de una trayectoria ascendente. En la temporada 2023-24, el Paksi FC también alcanzó el subcampeonato en la Nemzeti Bajnokság I, igualando su mejor clasificación histórica lograda en la campaña 2010-11. En la actual temporada 2024-25, el equipo se mantiene en los puestos altos de la tabla, consolidándose como una de las potencias del fútbol húngaro.
El futuro presentará nuevos desafíos para mantener esta política en un entorno cada vez más competitivo, especialmente con el objetivo ya logrado de volver a las competiciones internacionales europeas de manera consistente. Pero los recientes logros sugieren que el “camino húngaro” del Paksi no solo es sostenible sino también una fuente de inspiración para un fútbol húngaro que ha vivido épocas doradas y que sólo recientemente, a merced de la ampliación de cupos en la UEFA, parece volver a asomarse timidamente en el panorama del fútbol europeo.