El PSG se convirtió en el nuevo campeón del fútbol europeo. El excelente partido, en la final, frente al Inter de Milan coronó una temporada mágica del equipo de Luis Enrique. Cinco a cero, con baile y con festejos por toda Francia. Festejos que, en muchos casos, llegaron a destrozos. El equipo del poder, el equipo de Qatar y, además, el equipo de Paris se quedó con el título, pero por otro lado volvió a dejar una de las peores caras que puede mostrar el fútbol. ¿Los incidentes? Si, también. Pero lo principal es la discriminación.
Francia tiene una larga tradición de discriminación hacia los inmigrantes africanos o, incluso, contra los descendientes de inmigrantes africanos. Solo basta recordar lo que ocurrió en Francia 1998. Un equipo que jugaba bárbaro, espectacular, pero estaba apuntado por la derecha francesa. A tres meses del Mundial, el líder del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen aseguró que el equipo “no era patriótico” puesto que en ese equipo jugaban muchos jugadores que no habían nacido en Francia que eran hijos de inmigrantes. De hecho, 14 de los 22 jugadores tenían antecedentes así.
Por otro lado, en este punto, apareció desde el lado opuesto a Le Pen un pedido fuerte para respetar a los inmigrantes. Así, con el avance de Francia en el torneo, todo fue cambiando y lo que parecía una embestida de la derecha, se pasó hacia una búsqueda de “unidad nacional” nombrando, por ejemplo, el origen de cada uno: “Argelino Zidan”, “Breton Guivarch” y el “africano Desailly”, entre otros nombres pero siempre nombrando el origen y haciendo hincapié en la multiculturalidad.
Eso ocurrió hace más de 25 años, pero es bueno recordarlo porque, como cada vez que ocurre algo en Francia con un título, en este último tiempo se convirtió en un deporte olímpico salir a festejar por las calles de Francia a puro incidente. De hecho, con el título del PSG, en París y en otras partes de Francia hubo quema de coches, de autos, saqueos y enfrentamientos con la policía. Ante esta situación, las redes sociales volvieron a llenarse de xenofobia y racismo. Desde diversos influencers de derecha franceses y activistas de la extrema derecha, se trató de inducir a que los incidentes fueron llevados adelante por “bandas de personas del Norte de Africa” que “están bloqueando las calles”.
De hecho, una vez más la primera persona que tomó el control y la voz de la derecha francesa fue Marine Le Pen que, en una cadena de noticias, aseguró: “Cuando ganemos, las escenas que vimos en París no se repetirán. Implementaremos las políticas necesarias para restablecer la ley y el orden en todo el territorio nacional”. Por otro lado, Eric Zemmour uno de los dirigentes que quiere posicionarse como el faro de la derecha extrema aseguró: “La violencia del sábado no tuvo nada que ver con el fútbol. Son los primeros síntomas de una guerra de guerrillas de la civilización. Necesitamos una importante política de remigración para traer la paz a Francia”.
De esta forma, otra vez, el fútbol se convirtió en una arena mediática para la extrema derecha francesa que no solo muestra su ataque contra lo que significa el PSG, sus dueños qataríes y la defensa que hacen los hinchas del club sobre Palestina y los comentarios contra el genocidio que Israel está llevando. Al punto tal de que, por ejemplo, desplegaron una bandera contra el genocidio. Incluso, la “Francia para los franceses” se va a levantar en el fútbol, lentamente, con la llegada a primera división del Paris FC, que busca equilibrar, incluso desde los dueños del club, una familia tradicional del conservadurismo francés.