La Europa League con plena atención por lo que pueda pasar entre Aston Villa y Maccabi Tel Aviv

El próximo partido entre Aston Villa y Maccabi Tel Aviv por la UEFA Europa League, programado para el 6 de noviembre en Villa Park, se ha transformado en un evento cargado de tensión política y social, con un despliegue de seguridad sin precedentes en el fútbol británico. Más de 700 policías, apoyados por drones, unidades caninas, caballería y agentes especializados, serán parte del operativo que buscará evitar cualquier tipo de incidente dentro y fuera del estadio. La magnitud del dispositivo refleja el carácter de “alto riesgo” que las autoridades de West Midlands le asignaron al encuentro, en un contexto marcado por la delicada situación en Medio Oriente y los recientes episodios de violencia vinculados a aficionados del club israelí en otros países europeos.

La policía inglesa decidió prohibir la asistencia de hinchas visitantes, una medida que el propio Maccabi Tel Aviv respaldó al negarse a recibir su cupo habitual de entradas. El club israelí justificó la decisión en la necesidad de proteger la seguridad de sus seguidores, conscientes del clima hostil que podría esperarlos en Birmingham. En partidos anteriores, especialmente tras los choques ocurridos en Ámsterdam entre hinchas israelíes y manifestantes propalestinos, la UEFA y las fuerzas de seguridad británicas comenzaron a aplicar protocolos más estrictos para los partidos que involucran equipos israelíes.

El operativo no se limitará al perímetro del estadio. Villa Park estará rodeado de controles y zonas restringidas, y se impondrá incluso una zona de exclusión aérea sobre el estadio para evitar sobrevuelos no autorizados. Las autoridades buscan impedir que el encuentro se convierta en escenario de manifestaciones políticas o enfrentamientos. Tanto Aston Villa como la policía local pidieron a los aficionados abstenerse de portar símbolos o mensajes que puedan interpretarse como provocaciones o manifestaciones ideológicas. La prioridad, insisten, es mantener el foco en el deporte y evitar que el conflicto geopolítico se traslade al campo de juego.

La prohibición, sin embargo, desató un intenso debate político en el Reino Unido. El primer ministro Keir Starmer consideró que la decisión fue “la equivocada”, y que impedir el ingreso de los hinchas israelíes sienta un precedente peligroso. En la misma línea, el exministro Ed Miliband advirtió que Villa Park no puede convertirse en una “zona prohibida para los judíos”. Desde otros sectores, en cambio, se defendió la medida como una acción preventiva, necesaria ante el riesgo real de disturbios. La polémica reavivó una discusión más amplia sobre los límites entre la seguridad y la discriminación, y sobre cómo el deporte debe reaccionar ante tensiones internacionales que lo superan.

El partido, que en principio debía ser apenas una fecha más del calendario europeo, terminó convertido en un espejo de las complejidades políticas y sociales que atraviesan el continente. Lo que suceda en las tribunas y en los alrededores del estadio será observado con la misma atención que el juego en el campo. La ausencia de la afición visitante, el despliegue policial y el debate público en torno a la medida son reflejos de un fútbol cada vez más expuesto a los conflictos del mundo real. En ese sentido, el Aston Villa–Maccabi Tel Aviv será mucho más que un duelo por puntos: será una prueba de hasta qué punto el deporte puede mantenerse al margen de las fracturas políticas y emocionales de nuestro tiemp

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