El fútbol está en la piel. En la sangre. En el ADN. Son cosas que no se cambian por nada. La gran figura de Gabón es Pierre-Emerick Aubameyang. Su papá Pierre François Aubameyang fue capitán de la selección de Gabón, y su madre, de origen español, influyó en una infancia marcada por la multiculturalidad pero que tiene al país africano como principal referente aunque Emerick haya nacido en Francia. La elección estuvo marcada. Podría haber jugado en Francia o España, pero el delantero eligió las raíces futbolísticas de su padre. El tema es que este amor encontró idas, vueltas, un intento de linchamiento y el respaldo de la política para él.
Ahora, tiene la chance de llevar a su selección a un repechaje histórico. Pero el camino no fue fácil. Hasta el presidente de su país tuvo que salir a apoyarlo para su regreso, en medio de una fuerte polémica.
El ciclo de Aubameyang en Gabón
Su debut con la selección gabonesa llegó en 2009, y desde entonces se convirtió en su figura indiscutible. Fue capitán durante buena parte de su carrera y máximo goleador histórico del equipo. Con él, Gabón vivió algunos de sus momentos más destacados: alcanzó los cuartos de final en la Copa Africana de Naciones de 2012, cuando el país fue anfitrión, y logró posicionarse como una selección competitiva dentro del continente. No obstante, el Mundial siempre fue esquivo. Aún con el crack en cancha, Gabón nunca llegó a un Mundial y, por el contrario, la relación con la federación de fútbol (manchada por diversos escándalos como, por ejemplo, un entrenador acusado de pedofilia) tuvo idas y vueltas. Reproches, tensiones y malos entendidos.
Las tensiones comenzaron, entre otras cosas, cuando la federación de Gabón anunció que su papá iba a ser el nuevo entrenador del equipo nacional. El jugador reaccionó con dureza en redes sociales, calificando la situación de “amateur” y denunciando la falta de seriedad de las autoridades del fútbol local. Años más tarde, en 2020, durante un viaje de clasificación a la Copa Africana, la selección fue retenida durante horas en el aeropuerto de Banjul, en Gambia. Los jugadores, entre ellos Aubameyang, tuvieron que dormir en el suelo, sin asistencia ni hotel. Las imágenes circularon por el mundo y se convirtieron en símbolo de la precariedad logística que sufría el equipo. El delantero expresó su indignación públicamente y señaló la falta de respeto con la que, según él, eran tratados los futbolistas que representaban al país.
Otro de los problemas llegó en 2022 cuando separaron a Aubameyang en plena competencia de la Copa Africana de Naciones. Si bien se dijo que fue por COVID-19, luego los rumores mostraban que había discusiones con la federación y con otros asistentes técnicos. Lo cierto es que ahí Aubameyang provocó la ira de la comunidad de Gabón en la participación con la Selección de su país.
En plena situación con el coronavirus se filtró un video en el que se lo podía ver a él y a Lemina, uno de sus mejores compañeros, cenando en un restaurante sin máscara y cuatro días antes de la Copa Africana de Naciones. Eso desató un caos. Una semana después, la Federación Gabonesa anunció que a causa de esta afección sufrieron “lesiones cardiácas”. Los rumores volaron y, en realidad, apuntaron a que hubo una pelea con el entrenador que nunca terminó bien. Aubameyang, contra el mundo. Fue la gota que rebalsó el vaso, pero a decir verdad, en los años anteriores, las críticas sobre él se hicieron cada vez mas fuertes: su rendimiento en la selección estaba lejos del mostrado en el fútbol europeo. Quizás era injusta la crítica, se le exigía de más porque era quién tenía que sacar a Gabón de una mediocridad futbolística que lo excedía, pero existía. Y su imagen viral festiva terminó de colapsar su reputación.
El tema es que, además, estas idas y vueltas lo tuvieron alejado de otro tema complicado. Nunca -con todo lo que eso significa- se refirió al hecho de que uno de los entrenadores más emblemáticos de los juveniles de Gabón haya sido detenido, sancionado y condenado por pederasta. De hecho, a raíz de una investigación de The Guardian, se supo que Patrick Assoumou Eyi, entrenador legendario de las juveniles en Gabón, abusó de decenas de jóvenes que pasaban por la selección o los clubes. Al respecto, el delantero nunca se expuso. Nunca habló.

Con todas estas críticas en su contra, Aubameyang tomó la decisión en mayo de 2022 de retirarse de la Selección Gabonesa, también peleado con su entrenador y parte de la Federación. La tensión acumulada derivó en su retiro de la selección en mayo de 2022. Pierre-Emerick Aubameyang lo anunció con un mensaje de agradecimiento al pueblo gabonés, pero sin ocultar el desgaste. “Después de 13 años representando con orgullo a mi país, os quiero anunciar que pongo fin a mi carrera internacional”. Su salida fue interpretada por muchos como un síntoma del malestar más amplio que vivía el fútbol gabonés: falta de organización, de profesionalismo y de infraestructura adecuada.
Aun así, meses después, el propio Aubameyang reconsideró su decisión tras recibir el apoyo de las autoridades nacionales. Cuando hablamos, en este caso, de apoyo de autoridades nacionales es nada más y nada menos que el presidente de su país. Ali Bongo lo buscó, habló con él y lo convenció para que vuelva a la Selección de su país. Así fue como la federación necesitaba su presencia tanto en lo deportivo como en lo simbólico. Sin embargo, las tensiones no desaparecieron. La desconfianza entre el jugador y los dirigentes seguía latente, especialmente en torno a los premios económicos, los viáticos y las condiciones de trabajo del seleccionado. En 2025, incluso, se reportaron nuevas protestas de los futbolistas gaboneses por pagos atrasados y promesas incumplidas, pero en este caso con Aubameyang otra vez como una de las voces más críticas.
En paralelo, el fútbol gabonés atravesó una crisis institucional más profunda. Escándalos por abusos, falta de transparencia y acusaciones de corrupción salpicaron a la federación, debilitando su imagen. En ese contexto, la figura de Aubameyang se volvió incómoda: un ícono internacional que reclamaba profesionalismo, de una manera particular, ya que él mismo fue acusado de falta de profesionalismo en su momento frente a una estructura que parecía no poder ofrecérselo.
Después de un largo periplo, finalmente Aubameyang se convirtió en lo que más le importó. En lo que más sabe. Un goleador letal que, en el último partido que le tocó jugar contra Gambia, tomó las cuatro oportunidades que tuvo y le metió cuatro goles en un solo partido para darle, ahora, una posibilidad inimaginable. O, mejor dicho, imaginable desde lo técnico pero impensado en medio de la crisis que tocó vivir. Con 36 años, el nacido en Francia, tiene todo para convertirse en torazo en un rodeo que, a decir verdad, no le es tan ajeno.