En 1996, Nigeria se impuso 3-2 a Argentina y se quedó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta (Estados Unidos). Fue la primera vez que un seleccionado africano ganó el oro olímpico en fútbol. Cuando regresaron a Nigeria, el Gobierno nombró a todo el plantel como “Miembros de la Orden de Nigeria” (M.O.N.), les regalaron departamentos y un premio de 200 mil dólares en efectivo.
En 2026 se cumplirán 30 años de aquel hito histórico para Nigeria y el fútbol africano. Sin embargo, no todo fue alegría. Para varios de aquellos jugadores empezó lo que muchos llamaron “la maldición de la medalla de oro”.
El después del éxito: qué le pasó a la Generación Dorada de Nigeria
En un rápido resumen, el arquero Dosu sufrió un accidente automovilístico en Lagos y por las secuelas se tuvo que retirar a los 23 años; Amuneke y Amokachi estuvieron siempre perseguidos por las lesiones y no pudieron confirmar lo que prometían; Babayaro tuvo algunos años más de vigencia en Chelsea y Newcastle pero en 2001 se declaró en bancarrota; mientras que Kanú pasó al Inter luego de los Juegos pero le detectaron que padecía problemas en el corazón y se tuvo que operar ese mismo año. A pesar de algunas muestras de su fútbol en Italia y luego en el Arsenal terminó su carrera en clubes de menor talla como West Bromwich y Portsmouth.
Si nos centramos en cómo siguieron las carreras futbolísticas de los medallistas de oro, analizando puesto por puesto, los arqueros casi que desaparecieron del mapa. A nivel clubes no tuvieron relevancia; Baruwa estuvo entre los convocados para el Mundial de Francia 1998 pero no tuvo minutos ya que estaba por detrás de Peter Rufai y Willy Okpara. De los defensores, los más destacados fueron Celestine Babayaro (llegó en 1997 a Chelsea -ganó la Premier y la Recopa de Europa- y en 2005 pasó al Newcastle hasta retirarse en 2008 en Los Angeles Galaxy -EEUU-), Taribo West (primer año tras Atlanta con gran presente en el Milan italiano -ganó la Copa UEFA 1997-98- que después se fue desinflando en Milan, Derby County, Partizan y El Arabi hasta retirarse en el fútbol iraní) y Uche Okechukwu (se mantuvo en Fenerbahce hasta 2002 cuando emigró al también turco Istanbulspor, terminando su carrera en su Nigeria natal en 2009).
Abiodon Obafemi y Kingsley Obiekwu pasaron por algunos clubes más sin demasiada relevancia mientras que Mobi Oparaku estuvo en el Mundial de Francia 1998 pero a nivel clubes llegó a jugar en el fútbol jamaiquino (Rivoli United) haciendo sus últimas armas antes del retiro en el Gateway FC y Enyimba de su país. Por último, el reserva Ndubuisi Ndah tuvo sus últimos partidos registrados en 1998 en la segunda división de Austria antes de retirarse en Malta.
Del mediocampo en adelante los nombres del plantel eran más importantes y, salvo algún caso excepcional, siguieron destacándose aún después de la obtención de la medalla de oro en Atlanta. Okocha y Oliseh en un primer escalón, con estadías en clubes y ligas importantes como Francia (PSG) o Inglaterra (Bolton y Hull City) en el caso de Jay Jay o Italia (Juventus), Países Bajos (Ajax), Alemania (Borussia Dortmund y Bochum) o Bélgica (Genk) para el caso de Sunday. En 1998, Okocha fue segundo del marroquí Mustapha Hadji en el premio al mejor futbolista africano. Para el periodista Solace Chukwu, “Okocha nunca pudo ganar el premio de la CAF por una cuestión de tiempos. En 1998 Hadji se lo quedó por delante de él porque hizo goles importantes en la CAN y el Mundial de Francia además de ser una de las figuras del Deportivo La Coruña español. Jay Jay no pudo jugar la CAN 1998 en Burkina Faso porque el seleccionado nigeriano estaba suspendido y eso lo perjudicó”.
No sería hasta 2003 y 2004 –su mejor época en el Bolton Wanderers de la Premier Inglesa- que Okocha volvería a estar en el podio por detrás de otros dos mitos continentales como el camerunés Samuel Eto’o y el marfileño Didier Drogba. Al menos, en esos mismos años, Jay Jay ganó consecutivamente el premio similar que entrega la prestigiosa BBC. Wilson Oruma fue uno de los pocos que no volvió a Nigeria tras la obtención de la medalla dorada. Y es que se tuvo que incorporar rápidamente al Nancy, que lo había pescado a préstamo del Lens. Sin embargo, la carrera de Oruma nunca despegó como se esperaba. A nivel clubes lo más importante fue un breve paso por el Olympique Marsella (2005-08) y con las Súper Águilas tuvo un puñado más de partidos en una década destacándose los dos terceros puestos en la CAN 2002 y 2006. Además, pudo convertir en un Mundial: el descuento en el 3-1 ante Paraguay en Francia 1997. En 2010 puso fin a su carrera en el AO Kavala griego.
El caso de Garba Lawal es algo curioso ya que no fue un jugador de tanto renombre al lado de tantos cracks pero siempre estuvo presente, destacándose su polifuncionalidad. Así, tras Atlanta 1996 estuvo en los Mundiales de Francia 1998 más Corea-Japón 2002 y en los JJOO 2000. “Siempre tuve la confianza de los entrenadores, así que sólo jugué y demostré que no fue casualidad ni pura suerte vestir la camiseta de la selección. Si me llamaban contínuamente significa que algo estaba haciendo bien”, recordó en 2020 al ser entrevistado en el sitio PUNCH. En 1997 llegó al Roda holandés en el que estaría hasta 2002 promediando 25 partidos por temporada. Luego tendría otras experiencias europeas (Levski Sofía -Bulgaria-, Elgsborg -Suecia-, Santa Clara -Portugal- e Iraklis -Grecia-) para retirarse en 2009 en el Lobi Stars de su país previo a un breve paso por el fútbol chino. El último mediocampista del plantel, el reserva Pascal Patrick, se retiró con 28 años tras haber militado en Gençlerbirliği SK y Altay Esmirna (ambos de Turquía), Royal Antwerp (Bélgica) y Lifan FC (China).

Entre los delanteros del plantel de Bonfrere, Amokachi comenzó su andadura en el Besiktas turco tras Atlanta dejando huella con goles y títulos, como la Copa y Supercopa local. Además, convirtió el mejor gol de la Liga en 1999 y fue elegido parte del once del siglo en Turquía. Con las Súper Águilas dijo presente en Francia 1998 pero, lesionado en la rodilla, sólo pudo actuar ante Bulgaria (1-0) y fue reemplazado por Kanú, despidiéndose así del combinado nacional. Los problemas físicos fueron cerrando su brillante trayectoria. Por su menguada condición fue rechazado en el 1860 Munich de Alemania, en el Tranmere Rovers inglés, en el Colorado Rapids de la NASL de Estados Unidos y hasta en Emiratos Árabes Unidos. Sólo le quedó regresar a su patria tras 16 años de triunfos en 2005, en el Nasarawa United, donde se retiró activamente.
Lo de Amuneke fue similar. En diciembre de 1996, el Barcelona desembolsó 3 millones de euros para tenerlo. Y Emmanuel le respondió con dos ligas, dos Copas del Rey, una Supercopa española y una europea. Se ganó en 1996 el premio de la cadena inglesa BBC al mejor futbolista africano del año. El 7 de junio de 1997 marcó uno de los tres goles del 3-0 a Kenia para ir a su segundo Mundial consecutivo, en Francia. Pero le llegó la hora penosa: una grave lesión de rodilla lo dejó afuera de las siguientes temporadas con el Barca y por supuesto de la Copa del Mundo. No pudo recuperarse totalmente y sólo alcanzó a jugar unos pocos partidos más con los blaugranas, alzando la Liga 98/99 y en 2000 la Copa Cataluña. Y fue subcampeón de Camerún en la CAN 2000, que Nigeria organizó junto a Ghana. Comenzaba el rápido declive para tan grandiosa carrera. El 13 de enero de 2001 jugó su último partido con las Súper Águilas, un 1-0 a Zambia por la fase previa de la siguiente CAN, la de Malí 2002. Pasó al Albacete, luego un par de meses al Busan I’Cons de Corea del Sur y
cerró su capítulo como futbolista en 2004 en el Al Wihdat de Jordania.
Kanú parecía que iba a tener una carrera de ensueño. Apenas cumplidos los 20 años pasó del Ajax al Inter de Milan, pero dos semanas después de fichar por el equipo italiano, se le detectó una anomalía cardíaca. El cardiólogo Bruno Caru, uno de los tres profesionales que le practicaron las pruebas, declaró que el jugador tendría que abandonar el fútbol. “No puede jugar. Me llevé una gran sorpresa porque nadie había detectado las anomalías en sus otros equipos”, manifestó. A fines del mismo año que había ganado la medalla de oro en Atlanta, y poco después de haber sido elegido como el mejor futbolista africano de 1996 -por sobre Weah y Amokachi-, Kanú fue operado en los Estados Unidos. Nueve meses después de la operación pudo volver a jugar pero solo estaría hasta 1999. Jugó 20 partidos con la Copa UEFA 1998 como único título. En 1999, fue elegido por la CAF nuevamente como el mejor del continente. Ya para ese entonces estaba en Inglaterra, un país que le sentó más que bien y en el que jugó 273 partidos de Premier (con 54 goles y 29 asistencias) entre Arsenal, Portsmouth y West Bromwich. En Sudáfrica 2010 puso fin a su carrera con las Súper Águilas siendo el capitán en el 2-2 ante Corea del Sur en el cierre del Grupo B.
Tijani Babangida siguió muy ligado al fútbol holandés. En 1998 ganó la liga con el Ajax además de ser bicampeón de la Copa de los Países Bajos 1998-99. También tuvo un breve paso por el Vitesse explorando luego nuevos destinos como Turquía (fue campeón de la Copa de Turquía 2001 con el Genclerbirligi Ankara), Arabia Saudita y China. Con el seleccionado dijo presente en Francia 1998 y fue subcampeón de la CAN 2000 y tercero en 2002. La carrera de Victor Ikpeba mantuvo su ascendencia en el Mónaco poco tiempo más (en 1997 fue elegido mejor futbolista africano) con posteriores buenos pasos por Borussia Dortmund (Alemania) y Charleroi (Bélgica). Jugó el Mundial 1998 y las CAN 2000 y 2002 para retirarse poco después. “En mi carrera hubo un antes y un después de Atlanta 1996. En aquella época jugaba en el AS Mónaco de Francia. El año anterior a nuestra victoria en los Juegos Olímpicos, mis estadísticas no eran tan buenas. Jugué 23 partidos y marqué 6 goles. Cuando regresé de Atlanta jugué 44 partidos y marqué 22 goles. Gané confianza y más profesionalismo”, recordó Victor en una entrevista de abril de 2024 para el sitio de la CAF.
Teslim Fatusi solo volvió a jugar un par de amistosos con la Súper Águilas (le hizo un gol a República Checa el mismo año de Atlanta) y a nivel clubes recorrió varios países (Túnez, Sudáfrica, Bélgica, Polonia, Alemania y Arabia Saudita) sin demasiada relevancia. Jonathan Akpoborie, quien se fue enojado de la concentración nigeriana tras el último recorte y al quedar como reserva, alcanzaría su máximo valor de mercado en el Stuttgart alemán en 1997 (3,5 millones de euros) retirándose en 2002 con apenas un puñado más de partidos con Nigeria.
De entrenadores y dirigentes a pastores: el día después del fútbol
Terminadas las carreras futbolísticas, varios de los medallistas en Atlanta fueron entrenadores o dirigentes. Quizás el más destacado haya sido Sunday Oliseh, quien ocupó el cargo de seleccionador nacional entre julio de 2015 y febrero de 2016. “Es un gran honor ser entrenador de esta nación. No vengo como un mesías ni como un hombre que por sí solo puede convertir a Nigeria en Alemania, pero daré lo mejor de mí y si es posible el 150% todo el tiempo”, sostuvo en su presentación.
Otro que enseguida comenzó su carrera como entrenador fue Amokachi. Nasarawa, Enyimba e Ifeanyi Uba fueron sus primeros equipos hasta que en 2016 dio el salto al JS Hercules (Finlandia). “Es mi primera experiencia como técnico en Europa, aquí no hay muchos africanos en el puesto de primer entrenador”, manifestó ante el micrófono de FIFA. “Me han proporcionado un escaparate para demostrar lo que puedo hacer, y si lo hago bien eso abrirá las puertas a otros técnicos de África”, agregó. Además, entre 2008 y 2015, fue asistente de Keshi, Amodu, Siasia, Eguavoen y el sueco Lagerback en las Súper Águilas.
Amuneke hizo algo parecido a lo de su ex compañero de ataque. Primero fue ayudante en 2008 del Al Hazm (Arabia Saudita) y detector de talentos del Manchester United, mientras se recibía de técnico. Entre 2008 y 2009 tomó las riendas del Julius Berger, salvándolo del descenso, aunque conflictos con los dirigentes lo removieron. En 2014 se hizo cargo de la selección Sub 17 y un año después lideró el título en el Mundial de la categoría en Chile venciendo 2-0 a Mali, con Víctor Osimhen como goleador y una gran actuación del Balón de Oro Kelechi Nwakali. Luego dirigió en el fútbol sudanés hasta que se hizo cargo del seleccionado de Tanzania, al que clasificó luego de 39 años a la CAN Egipto 2019. Además, junto a sus hermanos, Kevin y Kingsley fundó la Emmanuel Amuneke Soccer Academy en las cercanías de Lagos.
Obafemi se desempeñó en el desarrollo del fútbol base llegando a ser director técnico y entrenador en jefe en la Youth Sports Management, una academia con sede en Lagos que formó jugadores para las juveniles nigerianas y la liga local. Kingsley Obiekwu supo ser entrenador en el USS Krake en la República de Benin, antes de regresar a su país para entrenar al Ingas FC de Enugu y ser entrenador asistente del club Rangers de su infancia. Emmanuel Babayaro llegó a ser director general del Kaduna United y dueño de la Pioneers Academy.
Otros exponentes de la generación dorada fueron un poco más allá y alcanzaron puestos dirigenciales. Okocha, por ejemplo, fue nombrado en 2015 cómo presidente de la Football Association del estado de Delta. Poco más tarde amagó con concretar su sueño de ser mandamás de la Federación nigeriana pero no se dió. En mayo de 2023, Kanú fue asignado como presidente del Enyimba por parte del gobernador del estado de Abia, Dr. Alex Otti. Reemplazó al veterano Felix Anyansi Agwu. La llegada de Kanú al cargo dio un nuevo impulso al club generando convenios de gran importancia como el acordado con United Nigeria Airlines o con el club noruego HamKam para volverse clubes amigos y ayudarse mutuamente.
Casi como completando un tridente de ataque conformado junto a Okocha y Kanú, Tijani Babangida llegó a ser el presidente del Professional Footballers Association Of Nigeria (PFAN). Aunque el tiempo pase, las viejas glorias siguen siendo importantes para el fútbol nigeriano. En abril de 2023, el gobernador del estado de Kogi, Yahaya Bello, recibió a Jo Bonfrere junto con algunos de sus ex dirigidos (Okocha, Kanú, West y Babangida, entre otros) para un amistoso ante el Consejo Ejecutivo de su estado. El mismo se disputó en el Confluence Stadium de Lokoja y terminó con un anecdótico 1-1. Tras el encuentro, Bello destacó la importancia de ese tipo de eventos deportivos que servían como recordatorio a los nigerianos de lo unidos que estaban como nación durante los días de gloria de las leyendas presentes, muchos de ellos medallistas en Atlanta.
Más allá de las distintas actividades que muchos de los medallistas fueron desarrollando ligadas al fútbol, varios se inclinaron por otras ramas y otros tantos sufrieron cosas negativas. Mientras Sunday Oliseh pudo publicar un libro titulado “Audacity to Refuse” en 2023, otros no corrieron la misma suerte. Wilson Oruma, en ese mismo año, llamó la atención de sus ex compañeros cuando medios nigerianos lo descubrieron en una cama de un hospital con suero y recibiendo tratamiento a través de catéteres urinarios. Casi diez años antes, supuestamente Oruma fue engañado por un pastor que le hizo pagar 2 mil millones de nairas para invertir en el sector del petróleo y el gas, lo que resultó ser una estafa y lo llevó a sufrir trastornos emocionales durante un largo tiempo.
En 2013, Mobi Oparaku fue brutalizado por policías en Owerri por causas desconocidas, al parecer por una cuestión de tránsito. El lateral derecho de la proeza olímpica sufrió múltiples cortes en los labios, con fuertes hematomas y manchas de sangre en todo el cuerpo, mientras que su ropa fue destrozada antes de que un grupo de jóvenes lo rescatara de las fuerzas policiales. Cinco años después, ahora como manager del Heartland, Oparaku fue suspendido por 10 partidos tras una disputa con los árbitros en la que él afirmó no haber participado e incluso querer calmar las aguas. En 2020, Oparaku informó a los medios una disputa por terrenos con la gobernación del estado de Imo. Más de 30 parcelas pertenecientes al ex lateral habían sido cedidas por el ex gobernador Rochas Okorocha a la Imo Broadcasting Corporation (IBC).
También en 2013, Obiekwu manifestó al sitio Sunday Punch que estuvo a punto de vender su medalla por la forma en la que el país trataba a sus héroes. Casi una década después, se lo pudo ver en el Abakpa Motor Park, manejando un colectivo comercial para ganarse la vida para él y su familia.

El arquero Babayaro incursionó además en la industria del entretenimiento. En 2010 lanzó su álbum musical debut Best of Both Worlds con la discográfica Rectitude Records. “Soy animador desde pequeño y durante mis años futbolísticos cantaba y bailaba para entretener a mis compañeros. Celestine y yo éramos los principales animadores de las selecciones nacionales cuando jugábamos. Siempre he tenido el sueño de tomar mi música en serio después de mi carrera como futbolista y ahora estoy listo. Espero triunfar en la escena musical nigeriana”, dijo. Pero no fue lo único. En 2022 Babayaro incursionó en un podcast deportivo llamado Special Delivery junto a Mathew Edafe. Su ex compañero Sunday Oliseh fue el invitado del primer episodio. Se hizo mención a la literatura, la música y el entretenimiento pero no podemos dejar de lado la religión.
Y es que Taribo West dio un vuelco casi radical a su vida para convertirse en pastor pentecostal responsable de la iglesia, Shelter in The Storm Miracle Ministries of All Nations, en Lagos. “Durante mi juventud estuve expuesto a algunas escenas trágicas, y empecé a ir por el camino errado. Era un tipo muy excéntrico , no me daba cuenta de lo afortunado que era de jugar en Europa. Creía en el vudú, en que eso me daba fuerza para ser exitoso. Pero un día me di cuenta de que necesitaba a Dios en mi vida…”, contó en 2012 a un medio argentino.
La generación dorada del 96 marcó a muchos a fuego, para bien o para mal y en muchas partes del mundo, no solamente en Nigeria o África. Cómo entender sino que incluso un rapero brasileño haya creado música para honrar a un equipo que venció a su país natal. En mayo de 2020, el rapero SD9 junto a Kbrum describió en versos y rimas la magia del fútbol nigeriano en los Juegos Olímpicos de Atlanta con la canción “Nigeria 96”. O cómo entender sino que los padres de un actual jugador holandés del Manchester City hayan elegido su nombre en honor a un medallista de oro nigeriano. Martin Reijnders le puso a su hijo Tijani por aquel veloz extremo del Ajax.