El cruce entre deporte y política volvió a escena con dos episodios que involucran directamente a Israel en el camino hacia el Mundial 2026.
Noruega destina fondos del partido a Gaza
La Federación Noruega de Fútbol (NFF) anunció que donará todas las ganancias del encuentro clasificatorio entre Noruega e Israel, programado para el 11 de octubre en Oslo, a agencias humanitarias que trabajan en Gaza. Lise Klaveness, presidenta de la NFF, justificó la decisión señalando que el fútbol no puede permanecer indiferente frente al sufrimiento civil provocado por los ataques en la Franja.
La medida desató la reacción inmediata de la Asociación de Fútbol de Israel (IFA), que acusó a los noruegos de parcialidad. Desde Tel Aviv exigieron que parte de los fondos se usen para condenar la masacre del 7 de octubre de 2023 perpetrada por Hamas y para apoyar a los rehenes que aún permanecen en cautiverio. Además, lanzaron críticas irónicas al advertir que el dinero “no debe ir a organizaciones terroristas ni a la caza de ballenas”, en referencia a una práctica polémica en Noruega.
Como parte de las medidas de seguridad, la NFF anticipó que la capacidad del estadio se reducirá en alrededor de 3.000 localidades para garantizar un operativo más controlado.
Entrenadores italianos reclaman sanciones
En paralelo, desde Italia llegó otro frente de presión. La Asociación Italiana de Técnicos de Fútbol (AIAC) envió una carta a la Federación Italiana (FIGC) para que eleve a UEFA y FIFA el pedido de suspender temporalmente a Israel de las competencias internacionales.
Los entrenadores alegan que los “asesinatos diarios” en Gaza, que también alcanzan a dirigentes, deportistas y técnicos, hacen imprescindible una respuesta clara del deporte. “Podríamos mirar hacia otro lado, pero creemos que eso no está bien. El fútbol también debe actuar”, afirmó Giancarlo Camolese, vicepresidente de la AIAC.
El reclamo cobra fuerza en la previa de los partidos entre Italia e Israel, programados para el 8 de septiembre en Debrecen (Hungría) y el 14 de octubre en Udine.
Debate abierto en el fútbol mundial
Ambas situaciones intensifican el debate sobre la relación entre fútbol y geopolítica. La rapidez con la que Rusia fue sancionada en 2022 por la invasión a Ucrania contrasta con la ausencia de medidas similares contra Israel, lo que alimenta acusaciones de doble estándar.
En ese contexto, la clasificación al Mundial 2026 dejó de ser solo un asunto deportivo: se transformó en un escenario donde federaciones, técnicos y jugadores se ven obligados a posicionarse frente a uno de los conflictos más delicados del presente.