La temporada 2025-26 de la Superliga de la India (ISL) atraviesa una crisis sin precedentes que amenaza su inicio. Ocho clubes enviaron hoy una carta solicitando a la Federación intervención inmediata, suspendiendo su actividad y amenazando con no tener los recursos necesario para afrontar un nuevo año.
El conflicto estalló en junio, cuando Football Sports Development Limited (FSDL) informó formalmente a los clubes de la ISL y a la Federación de Fútbol de la India (AIFF) que la temporada 2025-26 estaba suspendida debido a problemas contractuales no resueltos antes del vencimiento del “Master Rights Agreement” en diciembre. Esta situación colocó en vilo al torneo más importante del fútbol indio, que debería comenzar en septiembre.
El acuerdo comercial vigente entre FSDL y la AIFF está programado para expirar el 8 de diciembre de 2025, aproximadamente cuando ya la temporada está en un tercio de su curso (se suele extender de septiembre a abril). La empresa organizadora, respaldada por el conglomerado Reliance Industries y Star Sports, actualmente paga 50 millones de rupias anuales (6 millones de dólares aproximadamente) por los derechos comerciales y operativos totales de la competición, así como del equipo nacional indio. Sin una renovación confirmada, la planificación y comercialización del torneo se vuelve imposible.
El conflicto se intensificó cuando la Corte Suprema de la India emitió una observación el 26 de abril de 2025, indicando que la renovación del Master Rights Agreement no debería realizarse hasta su sentencia. Esta directiva judicial surgió en el contexto de un caso relacionado con la nueva constitución de la AIFF, que podría modificar fundamentalmente la estructura del fútbol indio y fue llevado a las máximas autoridades judiciales del país. Las negociaciones entre ambas partes habían comenzado en noviembre de 2024, con reuniones celebradas en febrero y marzo de 2025, pero quedaron suspendidas tras el asesoramiento legal.

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Por Nahuel Lanzón
La Indian Super League fue creada en 2014 como una competencia rival de la I-League, que hasta entonces era la liga principal del fútbol indio, aunque con un nivel de desinversión y desinterés general bastante fuerte. Durante años, ambas competiciones coexistieron en una disputa por determinar cuál sería reconocida como el torneo de primer nivel del país. La ISL, que nació como una liga paralela pero al tener apoyos económicos fuertes de empresarios nacionales, finalmente se impuso y obtuvo el reconocimiento oficial de FIFA y AFC en 2019, relegando a la I-League al segundo nivel desde la temporada 2022-23. Uno de los factores clave que permitió este triunfo fue precisamente la sostenibilidad financiera garantizada por el Master Rights Agreement con FSDL, respaldado por el poderoso conglomerado Reliance. Esta estabilidad económica contrastaba con los problemas financieros crónicos que aquejaban a la I-League y sus clubes tradicionales. La ironía actual es que el mismo pilar que elevó a la ISL como la liga dominante del fútbol indio ahora amenaza su propia existencia. Además, ya son varios los clubes que han dejado entrever que su situación económica actual, con el acuerdo vigente, no es óptima. Los salarios de los jugadores aumentaron desmedidamente en los últimos años, la inversión de sostener un equipo profesional y los distintos equipos juveniles aumentó, pero no así los ingresos que perciben los clubes por venta de entradas, merchandising o derechos televisivos. Es decir, sin la inversión constante de los dueños de las franquicias, el modelo no cierra.
La propuesta de reestructuración que había sido discutida incluía cambios significativos en la propiedad del torneo. El nuevo plan propuesto contemplaba un 60% de participación accionaria para los propios clubes, 26% para FSDL y 14% para AIFF. Esta redistribución representaría un cambio radical en la gobernanza de la liga, alejándose del modelo actual donde FSDL mantiene el control operativo total. Sin embargo, estas discusiones permanecen estancadas hasta que la Corte Suprema resuelva el caso constitucional pendiente.
Las consecuencias de esta incertidumbre ya se sienten en todo el ecosistema futbolístico indio. Las negociaciones de contratos de jugadores, acuerdos de patrocinio y fichajes extranjeros están en un estado de limbo, obligando a los directores ejecutivos y deportivos de los clubes a prepararse para múltiples escenarios, incluida una temporada acortada, un inicio retrasado o incluso un año sin ISL. Varios clubes ya han comenzado a liberar jugadores extranjeros costosos para aliviar la carga salarial ante la incertidumbre sobre el inicio de la liga.
La novedad es que ahora ocho clubes de la ISL escribieron conjuntamente al presidente de AIFF, Kalyan Chaubey, expresando preocupaciones operacionales serias y solicitando intervención inmediata. Los clubes firmantes son FC Goa, Bengaluru FC, Chennaiyin FC, Odisha FC, Kerala Blasters, Mumbai City FC y Hyderabad FC, quienes ya han pospuesto sus preparaciones de pretemporada y se retiraron de la Durand Cup 2025. La situación genera preocupación especial para Mohun Bagan SG, campeones defensores que deben representar a India en la AFC Champions League Two, aunque el gigante de Calcuta no ha firmado la carta junto a otros cuatro clubes que componen la liga.
La crisis pone en riesgo no solo la temporada 2025-26, sino también el futuro desarrollo de un fútbol indio que sigue siendo el gigante dormido de la región. La preparación de la selección también se podría ve afectada por la falta de competición regular. La ISL ha sido fundamental para elevar el perfil del fútbol en el país desde su lanzamiento en 2014, pero este proceso todavía no impacta en el nivel de juego de la selección nacional, ni mucho menos en crear un ambiente sustentable para los clubes, en un deporte que siempre está a la sombra del cricket. Ahora su suspensión indefinida representa un retroceso significativo en una nación de más de 1.400 millones de habitantes.