CFR Cluj campeón en Rumania: De club obrero a potencia en dos décadas

CFR Cluj, campeón en Rumania 2025

El CFR Cluj conquistó su quinta Copa de Rumania tras vencer 3-2 al FC Hermannstadt en la final disputada el pasado 14 de mayo de 2025 en Arad, consolidando así una de las transformaciones más notables en el fútbol europeo: de modesto club ferroviario fundado bajo el Imperio austrohúngaro a dominador absoluto del fútbol rumano en el siglo XXI con 18 títulos nacionales en menos de dos décadas.

Los orígenes obreros en la Cluj austrohúngara (1907-1918)

Los orígenes del CFR Cluj se remontan a los albores del siglo XX, cuando Transilvania formaba parte del Imperio austrohúngaro. Fundado en 1907 bajo el nombre Kolozsvári Vasutas Sport Club (KVSC), que se traduce como Club Deportivo de los Ferroviarios de Kolozsvár (nombre húngaro de la actual Cluj-Napoca), el club nació con una base social claramente definida: trabajadores del ferrocarril, de extracción obrera y vinculados institucionalmente al sector ferroviario.

Este origen obrero marcó profundamente la identidad inicial del club. En sus primeros años, el KVSC era mayoritariamente de habla húngara, reflejando la composición étnica urbana de la época, cuando Cluj contaba con una importante población magiar. El ambiente futbolístico de la Cluj austrohúngara era relativamente modesto: el fútbol comenzaba a popularizarse pero seguía siendo una novedad y no la principal distracción popular. El KVSC se constituyó como el tercer club fundado en la ciudad y el décimo en el territorio de la actual Rumania.

La disolución del Imperio austrohúngaro tras la Primera Guerra Mundial y la incorporación de Transilvania al Reino de Rumania en 1918 transformaron radicalmente el contexto político y social. La red de ferrocarriles de Transilvania pasó a control del Estado rumano, y con ello el equipo ferroviario fue absorbido por la empresa ferroviaria rumana Căile Ferate Române (CFR). A partir de 1919, el club adoptó formalmente el nombre CFR Cluj, reflejando sus nuevos lazos con la empresa estatal de ferrocarriles rumanos, aunque manteniendo su esencia obrera e industrial.

Durante gran parte del siglo XX, el CFR Cluj no destacó especialmente en el panorama futbolístico nacional. En el período comunista tuvo momentos puntuales de presencia en la primera división, como entre 1969 y 1976, cuando alcanzó su mejor posición histórica hasta entonces: un quinto puesto en la temporada 1972-73. Sin embargo, tras el descenso de 1976, el club permaneció alejado de la élite durante décadas, languideciendo en categorías inferiores mientras su rival local, Universitatea Cluj, mantenía mayor protagonismo.

El regreso a la elite rumana: la transformación bajo inversión privada

El punto de inflexión en la historia moderna del CFR Cluj llegó a principios del siglo XXI, cuando un joven empresario local de origen húngaro llamado Árpád Pászkány mostró interés en invertir en el fútbol de Cluj-Napoca. Inicialmente, Pászkány intentó adquirir el Universitatea Cluj, que pertenecía al Consejo Local. Sin embargo, el entonces alcalde Gheorghe Funar, conocido por su retórica nacionalista, bloqueó rotundamente la operación, negándose a “entregar” la institución emblemática de la ciudad a un empresario de origen étnico húngaro.

Este rechazo motivado por consideraciones étnicas y políticas resultó decisivo: Pászkány, repudiado por “U”, volvió su mirada hacia el modesto CFR, un equipo que vegetaba en tercera división y carecía de padrinos políticos. A partir de 2002, el empresario se hizo cargo del club e inició una ambiciosa reconstrucción con capital privado, implantando un modelo de gestión empresarial inédito hasta entonces en el fútbol rumano de provincias.

Los resultados no tardaron en llegar: el CFR encadenó dos ascensos en pocos años, regresando a la Liga I (primera división) en 2004 tras 28 años de ausencia. El club adoptó una estrategia cosmopolita, incorporando numerosos futbolistas extranjeros –especialmente de América Latina, Portugal y África– algo poco común en el fútbol rumano de la época. Se lo llegó a mencionar al club como “el laboratorio de pruebas de la globalización futbolística en Rumania”.

La coronación de esta metamorfosis llegó en 2008, cuando el CFR Cluj se proclamó campeón de la Liga I por primera vez en su historia, rompiendo con una racha de 17 años en la que solo habían ganado equipos de Bucarest. No solo eso, el club ferroviario estrenó su palmarés con un histórico doblete Liga-Copa, y en los años siguientes continuó acumulando trofeos nacionales mientras competía dignamente en Europa, alcanzando la fase de grupos de la UEFA Champions League.

En 2014, Pászkány decidió retirarse gradualmente del club, dejándolo en una complicada situación financiera. Un año después, el CFR se declaró en insolvencia con deudas que superaban los 90 millones de lei (aproximadamente 18 millones de euros). Cuando parecía que la era dorada del club llegaba a su fin, emergió un salvador inesperado: Ioan “Neluțu” Varga, un empresario originario de Bistrița, quien a través de su socio Marian Băgăcean tomó control del club en 2017 y lo rescató de la quiebra.

Con esta nueva inyección de capital, el CFR no solo sobrevivió sino que retomó su dominio: entre 2018 y 2022 conquistó cinco ligas rumanas consecutivas, reafirmándose como el equipo más exitoso de Rumania en el siglo XXI después del Steaua/FCSB. La gestión Varga mantuvo la política de inversión agresiva en jugadores y cuerpo técnico, aunque no exenta de controversias financieras y cuestionamientos sobre su sostenibilidad a largo plazo.

La rivalidad histórica con Universitatea Cluj: un reflejo de tensiones sociales

Para entender completamente el fenómeno social que representa el CFR Cluj, resulta fundamental analizar su histórica rivalidad con el Universitatea Cluj, que trasciende lo meramente deportivo y funciona como espejo de las dinámicas sociales, étnicas y urbanas de Cluj-Napoca a lo largo del tiempo.

Cada club nació con una impronta diferente: CFR con un perfil obrero-industrial y originalmente ligado a la minoría húngara, y “U” con un perfil intelectual, mas de clase media y claramente rumano. El Universitatea nace en 1919, cuando se constituyó como equipo representativo de la Universidad Rey Fernando I establecida tras la unión de Transilvania con Rumania. Esta distinción inicial marcó la percepción de ambos clubes: Universitatea simbolizaba la nueva Cluj rumana, universitaria y de aspiraciones intelectuales, mientras CFR representaba la Cluj industrial y multiétnica heredera de la infraestructura austrohúngara.

La dimensión étnico-nacional de esta rivalidad se intensificó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el Segundo Arbitrio de Viena cedió el norte de Transilvania (incluida Cluj) a Hungría. Universitatea Cluj, siendo el club identificado con la nación rumana, optó por el exilio, trasladándose a Sibiu, mientras CFR permaneció en Cluj bajo administración húngara. Este contraste –el equipo “húngaro” que se quedó versus el equipo “rumano” que se fue– sentó las bases para una narrativa de rivalidad étnica que perduraría en el imaginario colectivo.

Durante la era comunista (1948-1989), paradójicamente, esta rivalidad se atenuó. En muchos años, ambos equipos ni siquiera coincidieron en la misma división, y cuando lo hicieron, no se generó el antagonismo que cabría imaginar. El nacionalismo étnico era oficialmente desalentado, y ambos clubes compartían incluso estadio, con aficionados que en ocasiones respaldaban a ambos conjuntos.

La caída del comunismo y el resurgimiento del nacionalismo en los años 90 reactivaron las tensiones. Universitatea Cluj, respaldada por una masa de aficionados mayoritariamente rumanos, abrazó el discurso nacionalista emergente, mientras CFR permanecía en categorías inferiores con apoyos muy reducidos. La llegada de inversores de origen húngaro (Pászkány) al CFR reforzó la percepción de una rivalidad con componentes étnicos, especialmente cuando el alcalde nacionalista Gheorghe Funar vetó explícitamente su intento de comprar Universitatea.

Sin embargo, en el siglo XXI la dinámica de esta rivalidad ha evolucionado y se ha complejizado. El explosivo éxito del CFR atrajo a seguidores de clase media rumana, mientras Universitatea, tras su quiebra y refundación en 2016, afianzó su perfil como club popular y de resistencia. En palabras del sociólogo Florin Faje, experto en el fútbol rumano, “la transformación del CFR atrajo a rumanos de clase media, mientras Universitatea quedó asociada a un nacionalismo de clase trabajadora”.

En 2022, Universitatea Cluj regresó finalmente a primera división, restaurando el histórico derbi tras siete años sin enfrentamientos oficiales. Este regreso ha revitalizado una rivalidad centenaria que refleja las transformaciones de Cluj-Napoca: de ciudad imperial multicultural a urbe nacionalista, y finalmente a metrópoli regional dinámica y globalmente conectada.

Mas allá de esto, el cambio de paradigma en la composición de los hinchas del CFR se ve en los propios ultras del club. El grupo principal es la fusión de varias agrupaciones anteriores que hoy se nuclean bajo el nombre de “Peluza Vișinie” (Tribuna morada). Este grupo domina las tribunas del estadio y se podría contextualizar como el nuevo público mas rumano y nacionalista, aunque quizás con menos contenido ideológico comparado a otras hinchadas del país. Sin embargo, el viejo orígen húngaro todavía persiste en un grupo aparte, el KSVK, en honor al primer nombre del club. Esta sección de la hinchada es en su mayoría de origen étnico húngaro, en una distinción que ha generado en distintos momentos tensiones y enfrentamientos entre la propia hinchada, aunque hoy este grupo sea ostensiblemente menor.

Un modelo alternativo de éxito en el fútbol del Este

La transformación del CFR Cluj de modesto club ferroviario a dominador del fútbol rumano representa un caso de estudio fascinante sobre la evolución del fútbol en Europa del Este tras la caída del comunismo. El modelo implementado por Pászkány primero y continuado por Varga después –basado en una fuerte inversión privada, cosmopolitismo en la contratación de jugadores y ambición europea– rompió con los paradigmas tradicionales del fútbol rumano, históricamente dominado por los clubes de Bucarest con respaldo estatal o institucional.

Este enfoque empresarial del CFR generó no sólo éxitos deportivos sino también tensiones con la tradición futbolística rumana. Críticos y rivales han cuestionado frecuentemente la legitimidad de estos triunfos, considerándolos “artificiales” o “comprados”, en contraste con clubes “históricos” como Dinamo, Rapid o el propio Universitatea Cluj.

Sin embargo, el caso del CFR Cluj evidencia las contradicciones del fútbol contemporáneo en regiones semiperiféricas de Europa. Por un lado, la inversión privada y el enfoque cosmopolita han permitido a un club de provincia competir al más alto nivel nacional e incluso representar dignamente a Rumania en competiciones europeas. Por otro, este modelo genera interrogantes sobre su sostenibilidad financiera a largo plazo, especialmente cuando depende de la voluntad y capacidad de mecenas individuales.

Volviendo al presente, la victoria en la final de la Copa de Rumania 2024-25 ante el FC Hermannstadt por 3-2 representa mucho más que un nuevo trofeo para las vitrinas del CFR Cluj. Este triunfo, logrado gracias a los goles de Kamara, Munteanu y Nkololo, constituye el decimoctavo título nacional del club ferroviario, todos ellos conquistados en un período extraordinariamente corto: desde 2008 hasta la actualidad.

El palmarés acumulado por el CFR Cluj en estas dos décadas resulta impresionante para un club que durante casi un siglo no había conseguido ningún título relevante: ocho Ligas (2007-08, 2009-10, 2011-12, 2017-18, 2018-19, 2019-20, 2020-21, 2021-22), cinco Copas de Rumania (2007-08, 2008-09, 2009-10, 2015-16, 2024-25) y cuatro Supercopas (2009, 2010, 2018, 2020), a los que se suman dos títulos de Segunda División (1968-69, 2003-04) de épocas anteriores.

Este dominio contrasta radicalmente con la historia previa del club. Durante sus primeros 100 años de existencia, el CFR Cluj no había ganado ningún título de primera división, y solo había disputado 20 temporadas en la máxima categoría del fútbol rumano. La transformación ha sido tan profunda que el CFR ha pasado de ser un equipo marginal a convertirse en el referente del fútbol rumano contemporáneo.

En el partido decisivo ante Hermannstadt, el equipo dirigido por Adrian Mutu (exestrella del fútbol rumano que ahora triunfa como entrenador) mostró todas las virtudes que han caracterizado a este CFR dominante: solidez estructural, efectividad ofensiva y capacidad para gestionar las ventajas. Aunque Hermannstadt intentó la remontada tras el 3-1, acercándose en el marcador con un gol del delantero Sergiu Buș en el minuto 74, el equipo ferroviario supo sufrir para asegurar un nuevo título.

En este CFR moderno destacan figuras como Louis Munteanu, joven atacante formado en la academia del Fiorentina, el experimentado portero Otto Hindrich, y el camerunés Boris Nkololo, autor del gol que a la postre resultó decisivo. El equipo mantiene la identidad cosmopolita consolidada en la era Pászkány, con jugadores de diversas nacionalidades que conviven con un núcleo de futbolistas rumanos de calidad para el entorno local.

Con su reciente conquista, el CFR Cluj sigue escribiendo páginas doradas en su historia centenaria. De aquel modesto club de empleados ferroviarios fundado en 1907 queda el nombre y los colores, pero la esencia se ha transformado completamente. El equipo que nació en los talleres ferroviarios de Kolozsvár/Cluj ha recorrido un trayecto que refleja la propia evolución de Rumania.

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Nahuel Lanzón

Experto en ver fútbol de países que ni la gente de ese país ve. Me gusta mucho analizar listas de selecciones antes de cualquier torneo internacional. Relator oficial (?) del fútbol exótico en Twitch.
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