R. D. Congo: Los leopardos y la ilusión de un pueblo

Los Leopardos y la República Democrática del Congo, en primera persona.

112,8 millones de almas, 2 345 410 kilómetros cuadrados y 1 mundial en toda la historia del deporte nombrado futbol. Tierra de 5 presidentes (casi todos dictadores), país que vio nacer a Pepe Kalle, Papa Wemba, Fally Ipupa, Zaiko Langa Langa, Mutombo Dikembe, el Doctor Muyembe, y por supuesto Muteba Kidiaba, Jason Mayele, Moise Katumbi y su TP Mazembe. Por si no la pegaron todavía estamos hablando de un país de un tamaño similar a Argentina pero que en el deporte todavía queda lejos del palmarés de la albiceleste. Así es el caso de uno de los países con las mejores faunas y biodiversidad del mundo, la querida nación del redactor de este articulo – la República democrática del Congo o en sus siglas en inglés (DR Congo).

Le podríamos hacer una revista postal detallada, pero perderíamos en retención y les mataríamos la curiosidad. Así que a lo que venimos. El país que hoy defienden en la cancha Cedric Bakambu, Yoane Wissa y Chancel Mbemba entre otros está a 4 partidos de volver a un mundial después de 52 años y su participación al Mundial de 1974. Algunos verían en esto algo de aliento y de optimismo, pero para otros como la mayoría de mis compatriotas es una mezcla de desesperación y frustración. El hubiera no existe como dice aquel refrán, pero la realidad es que en esta campaña para el Mundial 2026, la RD Congo hizo méritos para no tener que estar en esta cruzada de 4 en noviembre, pero como casi siempre en nuestra historia futbolística somos los reyes de tiros en los pies.

Al final, la lógica fue respetada diría un analista ajeno, pero la verdad es que el país que vio nacer al redactor tuvo la chance dos veces de asegurar su boleto directo rumbo a EE. UU. 2026. La cosa era clara que después de perder en Sudan en la primera fecha no se podía permitir ningún tropiezo más para no depender de nadie, pero en la doble fecha de octubre 2025 se derrumbó todo. Perder contra Senegal en Kinshasa (con un escenario tremendo) y no ser capaz de llenarle la canasta a Sudan (de nuevo) terminaron de condenarnos al inevitable – ir al repechaje más duro de la historia del mundial.

El país del Okapi y de la densa realidad floral tendrá que superar primero a Camerún y después a Nigeria o Gabón antes de tener 2 otros partidos decisivos en marzo del 2026. Serían otros rivales, la cosa no pareciera imposible pero la vida es una repetición de carácter y de pruebas que superar. Arrancar con Camerún para la RD Congo es como cuando Uruguay tiene que definir un torneo contra Argentina. Países vecinos con cultura casi similar pero que no soportan las alegrías del otro porque el otro es aquel vecino ruidoso y que sabes que no va a perdonarte una cuando la pifias y como si no fuera suficiente el estado físico y de talento inclina claramente el balance para Camerún con Mbeumo y Zambo Anguissa prendidos a fuego. Menos mal que el aliado secreto de la RD Congo va a ser el guardameta de Camerún. Camerún tiene la mala costumbre de pincharnos las fiestas y solo basta con ver los números oficiales de enfrentamientos directos, de memoria de redactor casi siempre llore contra Camerún y más grande es el partido y más imprevisible es la manera que encuentra Camerún para apagarnos la luz sea con un gol de Song inesperado o un remate de Eto’o o un cabezazo de Aboubakar. Dicho esto, Camerún es solo una parte del recogido que le espera a la RD Congo. Aquí se terminaría el artículo, pero faltaría algo de contexto.

Y si esta hermosa nación que llevo en mi corazón y que me ha formado durante 22 años es un país que solo jugo un mundial es porque la película detrás no sostiene su propio crecimiento. Olvídense de los 5 presidentes en 11 días de Argentina, ponen de lado a los 8 presidentes de 10 años de Perú. Aquí hablamos de un país inmenso con gente hermosa y motivada pero que cada día sufren por la incompetencia de sus gobernadores – 5 presidentes desde la independencia en 1960 con una media de 7 años (excepto Mobutu, 32 años de reinado) al poder que lo único a lo que se dedicaron fue enriquecerse y desarrollar a sus familias.

El país siempre ha estado en guerra los últimos 30 años (y no creo que sea casualidad) por culpa propia y coincidencias ajenas (colonizadores hipócritas). Esas tierras parecen llevar y pagar unas facturas que para nada le pertenecen pero que como aquella Miss Universo debe de llevarse por el precio de ser identificado como potenciadora de dotes que desea el resto del mundo.

Si me lees desde una computadora, un teléfono o una tableta hay fuertes probabilidades que parte de tus aparatos sea compuestos de una materia prima que vienen de estas tierras cuyo encanto ya no es a probar. Un país rico en materias primas, especialmente minerales como cobalto, cobre, diamantes, oro y coltán. Otros recursos importantes incluyen uranio, plata, zinc, estaño y manganeso. Pero donde la mayoría vive por debajo de un equivalente a 2 dólares reflejos de políticos corruptos y decisiones que lastimosamente obliga a no tener otras metas para el crecimiento que el puro sobrevivir de día al día.

Y estas circunstancias también impactan en la realidad de los éxitos y mayormente fracasos del deporte del país sea en torneo de confederaciones africanas o en el circulo olímpicos porque a pesar del talento que existe por montón, el respaldo no llega de forma adecuada y cuando llega como en casi toda parte del mundo llega condicionado y exigido a resultado como fue el caso en el Mundial de 1974 que termino con un campo de concentración y un liquidado. La mancha del 74 lleva ya varias décadas sin limpiarse y solo puedo pedir que algún día se nos dé. Quiero vivir un mundial como Mi Padre en su momento junto a mi abuelo, aunque lejos de mi tierra, pero con el bonus de que podría ir a ver al país que me vio nacer jugar en el país que me vio aprender este idioma y me hace parte suyo hace 11 años.

Me ilusione ya pero también soy de la RD Congo y sé que si llegamos al Mundial esta vez será en nuestro estilo de siempre: orando a Dios, esperando un milagro porque como lo dice el lema nacional nuestro “sufrir es la única manera de sentirse congoleños.” Y si no llega a pasar no perderemos nada y yo particularmente siempre estaré agradecidos a estos muchachos que eligieron ponerse a la camiseta más hermosa del mundo a pesar de saber que casi nunca estarían en un mundial de futbol. Y si sé que algunos van a estar sonriendo al terminar esta crónica pero que importa, en este momento yo deseo creer que esta vez tenemos una posibilidad de escribir en grande una historia hermosa y bonita dentro del caos tan nuestro que nos acostumbramos. Aún así, ojalá sea nuestra vez.

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